sábado, noviembre 13, 2010

RESPLANDOR NASAL





RENUNCIAMIENTO
Perdonadme, Señor, mi semblante afligido;
bajo la feliz frente colocasteis las lágrimas:
de tus dones, Señor, es el que no he perdido.
Don menos codiciado, quizá sea el mejor.
Yo ya no he de morir en vínculo de encanto;
os los devuelvo todos, ¡ay, adorado Autor
para mí sólo tengo la sal que deja el llanto!
A los niños las flores, a la mujer la sal;
para que la limpiéis mi vida he de entregaros,
cuando esta sal, Señor, lave mi alma, lustral,
volvedme el corazón, para siempre adoraros.
Toda extrañeza mía del mundo se ha extinguido
y se despidió el alma dispuesta ya a volar
para alcanzar el fruto, al misterio cogido,
que la púdica Muerte sólo ha de cosechar.
Señor, con otras madres sé tierno mientras tanto,
por la tuya y por lastima de esta pena que ves…
Bautízales los hijos con nuestro amargo llanto
y levanta a los míos caídos a tus pies.
 
 
Marceline Desbordes-Valmore
música:  Beethoven: String Quartet #16 In F, Op. 135

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