domingo, marzo 18, 2012

ENCONTRISMO 1












Me encontré de frente con el encontrismo sin saber lo que era.
En aquel tiempo estudiaba el primer año de BBAA, primera promoción en el museo arquológico de la plaza de Unamuno en Bilbao y completaba mi formación acudiendo casi diariamente a la galería Yllescas donde Otaño, culto, sabio y cariñosamente saciaba mi pasión de conocimiento artístico.

Le hablaba de lo que hacía, le mostraba mis trabajos y un día, tranquilamente sentenció que yo utilizaba el encontrismo en mi producción artística.
Con santa paciencia me explicó lo que era y evidentemente tuve que asentir.

Vivo mi vida desde la intuición, por lo que es natural que sea en el encontrismo donde encuentro mi espacio artísitico.
El lado izquierdo de mi cerebro está muy poco desarrollado, no soy racional ni siquiera lo intento.
La intuición me lleva por vericuetos encantadores que se adaptan perfectamente a mi entendimiento.

Mas tarde conocí a Oteiza y ya se confirmó que soy encontrista, por eso soy tan dadá.

Reconocer y aceptar que mi vida se guía por la intuición requiere un acto de valentía que a medida que se experimenta, crece, se desarrolla y adquiere poder.

Cada mañanita, cuando entro en mi estudio, carezco de ideas preconcebidas sobre la tarea que me depara el día y siempre me sorprende. Conectada a la fuente de inspiración universal, encuentro lo que necesito y en ello me deleito.


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