martes, abril 17, 2012

YO TAMBIEN SOY PRESUMIDA PERO NO TANTO












La primera vez que salí de Europa fui directamente a Nueva York; era joven e inexperta y sin embargo allí sentí el gran peso que supone ser europea y tener una mochila cargada de historia en la espalda.

En América me sentía ligera como un pájaro en vuelo.

Ese viaje cambió mi vida.
Volví a Europa pero las puertas de mi percepción se habían abierto.
Cambié mi forma de vestir, de peinarme, de decorar la casa, de pintar, de relacionarme con la gente... comencé a leer libros que me ayudaban a fortalecer mi ser auténtico, me empecé a buscar desesperadamente a través de todos los medios que estaban a mi alcance, seguí viajando y llegó mi momento del gran encuentro cuando toqué fondo, agaché la cabeza, pedí ayuda y me encontré con
 Prem Rawat en París.

Por fin había encontrado lo que buscaba.
Fue una certeza radiante, escalofriante, pura, cristalina, tan fuerte y tan potente que llevo 30 años con él y cada día mi seguridad de estar en el camino correcto es más intensa.

Me he podido equivocar en todo pero en esto, juro por Dios que he dado en la diana.

A partir de entonces mis viajes aumentaron en calidad y frecuencia y cuando conocí Asia, comprendí que allí se encuentra la base de la estética europea.

La verdad es que perdí un poco el respeto a los grandes modistos parisinos que tanto me habían impresionado porque en Asia, empezando por India y siguiendo por Japón, Tailandia, China etc. la creatividad llega a tales extremos que una europea vestida, maquillada, peinada y enjoyada por los  mejores diseñadores franceses, resulta invisible ante una india con su sari o una gheisha japonesa.

La primera vez que fui a Delhi hice con Air India y cuando vi a las azafatas saludando a los pasajeros, no me desmayé de milagro.

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